Es la historia de un hombre que elige un camino, hasta que en un encuentro inesperado, los ojos de una mujer lo empujan a mirar su pasado. Su futuro entonces, dependerá de lo que puedan abrir las palabras.

Esta obra fue presentada en Tucumán, Salta, Catamarca y Jujuy, más de veinte veces. El viaje norteño duró ocho meses y continuó su recorrido aquí, en Rosario, con el regreso. Luego de haber realizado exitosas funciones en agosto de 2018, “TeatroPuerta” presentará nuevamente su segunda temporada del unipersonal “Todo empieza cerca del final”.

Dramaturgia: Teatro Puerta
Dirige: Pablo Boffelli
Actúa: Ignacio Robiolo
Diseño de iluminación: Mafer Weber
Diseño y fotografía: Pablo Resoalbe
Prensa y Comunicación: Pamela Di Lorenzo

Viernes de mayo a las 21:00 hs.
Centro de Estudios Teatrales (CET) – San Juan 842

El inicio:
Los personajes principales nacen de un grupo de teatro de humor rosarino llamado “Arrojo Seco”. Al exponerlos en todas sus facetas Ignacio, actor de aquel grupo y protagonista de “Todo empieza cerca del final”, fue entendiendo que ellos eran parte de su personalidad y que, sin embargo, tenían vida propia y le brindaban la posibilidad, al actor, de despegarse de aquellos rasgos elegidos por los personajes, como si el juego de actuar de otro nos permitiera acercarnos a uno mismo.

El teatro fue convirtiéndose en una llave que abría puertas hacia lo desconocido. Por eso el trabajo en grupo fue clave para comprender estos procesos ineludibles. Con el correr del tiempo y experimentando la dualidad extrema entre el padecer y el disfrutar, Ignacio fue soltando al grupo de Arrojo Seco y empezó a actuar solo, especialmente en varietés. Esto confirmó la importancia de seguir explorando a través de la actuación y por eso llamó a Pablo Boffelli, con quien ya había concretado una temporada con una obra dirigida por él, de Arrojo Seco, y empezó a tomar forma un unipersonal corto. Este formato fue pensado para formar parte de un viaje en bicicleta por el norte argentino. «Una escena» se llamaba, hasta que, luego de seis meses de trabajo, apareció, porque realmente fue una aparición, una obra de cuarenta minutos de duración llamada «Todo empieza cerca del final».

Sobre el Grupo

“TeatroPuerta” está formado por Ignacio Robiolo como actor y Pablo Boffelli como director, y nació cuando sus integrantes descubrieron que, además del espectáculo y de la necesidad de contar y compartir aquello que tenían para decir, los unía la inquietud de aprovechar el trabajo teatral para indagar en la búsqueda de una forma cada vez más auténtica de estar en el mundo. El grupo cree que la vida cotidiana muchas veces nos exige tomar distancia de nuestro deseo.

La familia, la educación, la cultura y lo social, si bien tienen la capacidad de ser refugio, otras tantas “actúan” como elementos de alienación. Parecería que, para formar parte del entramado social (el trabajo, las salidas y las demás responsabilidades que implica la vida adulta), se deberían ignorar los sueños, aceptando los mandatos del que dirán. Los ensayos se convirtieron, también, en una excusa para crear un espacio donde permitir que el corazón tenga voz. Y el grupo y la dinámica de trabajo se sostienen gracias a esta premisa.

Muchas cosas son importantes en el proceso, saber qué se quiere contar y no olvidar el privilegio y la responsabilidad de que se está eligiendo al teatro para compartirlo, son pilares fundamentales. Así como cultivar una comunicación respetuosa y clara que le permita al grupo hacer visibles sus problemáticas personales sin contaminar el trabajo, al contrario, utilizándolas como combustible que afiance desde la subjetividad de cada cual la identidad grupal.

Después está “lo estético”. Hay algo revolucionario en la simpleza y “TeatroPuerta” sospecha que llegar a ella es un trabajo en sí mismo. Es una decisión utilizar la menor cantidad posible de recursos ajenos al cuerpo del actor porque se confía en la actuación y en la capacidad expresiva del cuerpo. Por eso este unipersonal está compuesto del cuerpo del actor, un vestuario y un objeto. Si una persona logra conectarse con sus emociones esto sólo es conmovedor.

Nuestro trabajo se reduce a construir las circunstancias que faciliten la expresión de las emociones y ser lo más honesto posible con ellas y con nosotros mismos. El relato, aquello que se quiere contar, es la consecuencia de dicho trabajo.