Macorina es una muchacha criada por su abuela, fallecida hace poco tiempo. Es entonces que decide cumplir con lo prometido: buscar una caja donde encontrará un secreto. Hurgando en sus recuerdos, una carta y un diario le harán entender no solo el origen de su nombre, sino una nueva forma de transitar la vida y el amor. Un secreto… un descubrimiento… una historia de amor y la revelación de todos los amores posibles.

Una obra de teatro y música inspirada en la artista Chavela Vargas donde pasado y presente se unen para contar una historia de amor aniquilada por el prejuicio, pero que hará posible la libertad de pensar en todos los amores.

Actuación: Gisela Bernardini
Dirección: Mónica Toquero
Asistencia de dirección: María Rosa Vazzano
Música: Facu Abdo
Vestuario y asesoramiento escenográfico: Cristian Marcelo Ayala Rivera
Iluminación: Christian Álvarez
Maquillaje y objetos: Yanina Bernardini
Gráfica: Adriano Di Mauro
Dramaturgia: Graciela Ballestero

Viernes de septiembre a las 21:00 hs.
Teatro de la Manzana – San Juan 1950

* María Isabel Anita Carmen de Jesús Vargas Lizano, conocida como Chavela Vargas, fue una cantante mexicana de origen costarricense. Se la considera una figura principal y peculiar de la música ranchera. Fue distinguida con el Premio Grammy a la Excelencia Musical de la Academia Latinoamericana de las Ciencias y Artes de la Grabación en el 2007.

Su manera particular de implicarse en las letras de las canciones rancheras y hacerlas suyas y de retar al público desde el escenario le valieron la admiración de sus seguidores. Temas como Macorina, La llorona, La china y Volver, volver figuraron entre las más apreciadas interpretaciones de su amplio repertorio.

Tras una infancia difícil en Costa Rica, marcada por la enfermedad, los conflictos familiares y las carencias afectivas, Chavela Vargas se trasladó a los diecisiete años a México, país que adoptó como patria. Después de desempeñar varios oficios, a los treinta inició su actividad como cantante profesional. En 1961 editó su primer álbum, Noche de bohemia, bajo la dirección de José Alfredo Jiménez. A este trabajo seguiría una larga lista de discos, hasta completar los más de ochenta que grabó en su fecunda carrera musical. En México conoció a los mejores compositores del momento, entre ellos Agustín Lara, Roberto Cantoral y Chucho Monge, y convivió íntimamente con la pintora Frida Kahlo, esposa del muralista Diego Rivera.

Rebelde y bohemia, con su voz áspera dramatizó las rancheras, género tradicionalmente cantado por hombres. Nadie como ella supo imprimir tan lacerante pasión a las letras de rancheras y boleros, potenciando con el desgarro de su voz la expresión del despecho, los celos o la angustia. Su interpretación de Macorina, una canción de rebeldía del siglo XVII, le permitía jugar a seducir a las mujeres de la audiencia con atuendo masculino, fumando cigarros y bebiendo tequila. Precisamente con este tema, de cuyos arreglos se ocupó la misma cantante, alcanzó sus primeros éxitos a finales de la década de 1950 en Cuba, donde había comenzado su trayectoria profesional.